El perfil del verdadero masón
Los hombres que llevaron adelante la fundación del Régimen Escocés Rectificado, tenían una idea clara de qué virtudes se esperaban de un buen masón. Herederos de una tradición masónica de siglos, estos Padres Fundadores sabían que un hombre que dedica su vida a la construcción de un Templo interior en su corazón, debía tener las virtudes de aquellos hombres que construían templos reales en la Edad Media, las colosales catedrales. Aquellas virtudes definidas claramente por Teófilo y otros benedictinos en sus "manuales de construcción", aparecen en este fragmento de un discurso del duque de Brunswick con impactante sencillez.
Si nos preguntan ¿Qué esperamos de un verdadero masón? he aquí la respuesta más contundente. Escrito hace más de dos siglos, mantiene vigencia.
Ferdinand Duke von Brunswick-Lüneburg-Wolfenbüttel
Discurso tenido por el Gran Superior de la Orden Interior y Gran Maestro de todas las Logias,
31 de Julio de 1782
Para trazaros el perfil del verdadero Masón, es preciso que esté provisto de las cualidades siguientes:
De una verdadera creencia en Dios sin hipocresía. De un amor verdadero & puro por su Divino Redentor, única fuente de todo bien. De una rectitud de corazón perfecta. De un verdadero amor activo hacia el prójimo. Del verdadero conocimiento de cómo la verdadera formación del corazón debe hacerse, & cómo se puede llegar a buscarla, & a examinarla junto a los demás. De una beneficencia en su sentido más amplio. De una verdadera & depurada caridad hacia todo el mundo, sea amigo o enemigo. De una amenidad en el comercio de la vida. De un verdadero amor al prójimo. De un humor social. De una ausencia total de envidia. De una ausencia total de celos. De evitar toda sospecha. De cumplir exacta & religiosamente todos los compromisos tomados como Masón, así como aquellos otros contraídos en su estado civil. De ser desinteresado. De renunciar a todo amor propio exagerado & indignado. De renunciar al orgullo, fuente única & principal de todo el mal que hay en el mundo. De no ser rencoroso. De trabajar sobre todo en el verdadero conocimiento de uno mismo, & de no ser indulgente con esta tarea. De trabajar día tras día en mejorar su corazón, & hacerlo más sensible si aún no lo és. Y de persistir en el cumplimiento de todas estas virtudes hasta el final de su carrera.
Aquel que cumpla, mis queridos Hermanos, estas reglas escrupulosamente es un verdadero Masón, & a la cabeza de esta especie de Masones yo estaré con gusto & con satisfacción. Renuncio solemnemente a todo lo que es contrario a estas virtudes. Si todas estas virtudes son ejecutadas exactamente por cada uno en tanto le sea posible, necesariamente resultará de todo ello, como mayor & única ventaja que los Miembros de esta respetable Sociedad se perfeccionarán, & se ocuparán preferentemente a cualquier otra, de cosas dignas del Gran Arquitecto del Universo, & a lo que pueda tender al verdadero bien estar de la humanidad, teniendo como consecuencia que la miseria & las necesidades de los desdichados serán socorridas, & los injustamente oprimidos serán asistidos encontrando un verdadero asilo junto a nosotros.
Ferninandus a Victoria, In Ordine
Eduardo R. Callaey
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