miércoles, 24 de abril de 2019

Libro de la Orden de Caballería | Extracto | Ramón Llull

Masonería Cristiana



Segunda Parte
 (Selección)
págs 29-43


La cual  habla de la Orden de La  Caballería y habla del Oficio que es propio del Caballero


1. El oficio del caballero es el fin y la intención por los que comenzó la orden de caballería. De donde, si el caballero no cumple con el oficio de la caballería, es contrario a su orden y a los principios de la caballería arriba citados; por cuya contrariedad no es verdadero caballero, aunque sea llamado caballero; y tal caballero es más vil que el tejedor y el trompetero, que cumplen con su oficio.

       2. Oficio de caballero es mantener y defender la santa fe católica, por la cual Dios Padre envió a su Hijo a tomar carne en la gloriosa Virgen, Nuestra Señora Santa María, y para honrar y multiplicar la fe sufrió en este mundo muchos trabajos y muchas afrentas y penosa muerte. De donde, así como Nuestro Señor Dios ha elegido a los clérigos para mantener la santa fe con escrituras y probaciones necesarias, predicando aquélla a los infieles con tanta caridad que desean morir por ella, así el Dios de la gloria ha elegido a los caballeros para que por fuerza de armas venzan y sometan a los infieles, que cada día se afanan en la destrucción de la santa Iglesia. Por eso Dios honra en este mundo y en el otro a tales caballeros, que son mantenedores y defensores del oficio de Dios y de la fe por la cual nos hemos de salvar.

       3. El caballero que tiene fe y no usa de fe, y es contrario a aquellos que mantienen la fe, es como el entendimiento de un hombre a quien Dios ha dado razón y usa de sinrazón y de ignorancia. De donde, quien tiene fe y es contrario a la fe, quiere salvarse por lo que es contra la fe; y por eso su querer concuerda con el descreimiento, que es contrario a la fe y a la salvación, por cuyo descreimiento el hombre es condenado a padecer trabajos que no tienen fin.

       4. Muchos son los oficios que Dios ha dado en este mundo para ser servido por los hombres. Pero los más nobles, los más honrados, los más cercanos dos oficios que hay en este mundo, son oficio de clérigo y oficio de caballero; y por eso la mayor amistad que hubiera en este mundo debería darse entre clérigo y caballero. De donde, así como el clérigo no sigue la orden de clerecía cuando es contrario a la orden de caballería, así el caballero no mantiene la orden de caballería cuando es contrario y desobediente a los clérigos, que están obligados a amar y a mantener la orden de caballería.

       5. Una orden no está solamente en los hombres para que amen su orden, sino que está en ellos más bien para amar las otras órdenes. Por ello, amar una orden y desamar otra orden no es mantener la orden, pues ninguna orden ha hecho Dios contraria a otra orden. De donde, así como un hombre religioso que ama tanto su orden que es enemigo de otra orden no cumple con su orden, así el caballero no cumple con su oficio de caballero cuando ama tanto a su orden que menosprecia y desama otra orden. Pues si un caballero tuviera la orden de caballería desamando y destruyendo otra orden, se seguirla que Dios y la orden serían contrarios, cuya contrariedad es imposible.

       6. Tan noble cosa es el oficio de caballero que cada caballero debería ser señor y regidor de alguna tierra; pero no hay tierras suficientes para los caballeros, que son muchos. Y para significar que un solo Dios es señor de todas las cosas, el emperador debe ser caballero y señor de todos los caballeros; mas como el emperador no podría por si mismo regir a todos los caballeros, conviene que tenga debajo de sí reyes que sean caballeros, para que lo ayuden a mantener la orden de caballería. Y los reyes deben tener bajo sí condes, condores, valvasores y los demás grados de caballería; y bajo estos grados deben estar los caballeros de un escudo, los cuales sean gobernados y sometidos a los grados de caballería arriba citados.

       7. Para demostrar el excelente señorío, sabiduría y poder de Nuestro Señor Dios, que es uno, y puede y sabe regir y gobernar todo cuanto existe, inconveniente cosa sería que un caballero pudiese por sí mismo regir todas las gentes de este mundo, pues si lo hiciera no serían tan bien significados el señorío, el poder y la sabiduría de Nuestro Señor Dios. Por ello, Dios ha querido que para regir todas las gentes de este mundo sean necesarios muchos oficiales que sean caballeros. Por consiguiente, el rey o príncipe que hace procuradores, vegueres o bailes a otros hombres que no sean caballeros lo hace contra el oficio de la caballería, puesto que el caballero, según la dignidad de su oficio, es más conveniente para señorear en el pueblo que cualquier otro hombre; pues por el honor de su oficio se le debe más honor que a otro hombre que no tenga oficio tan honrado. Y por el honor en que está por su orden, tiene nobleza de corazón, y por la nobleza de corazón se inclina más tarde a maldad y a engaño y a viles acciones que otro hombre.

       8. Oficio de caballero es mantener y defender a su señor terrenal, pues ni rey, ni príncipe, ni ningún alto barón podría sin ayuda mantener la justicia entre sus gentes. De donde, si el pueblo o algún hombre se opone al mandamiento del rey o del príncipe, conviene que los caballeros ayuden a su señor, que por sí sólo es un hombre como los demás. De modo que el caballero malvado que ayuda antes al pueblo que a su señor, o que quiere ser señor y quiere desposeer a su señor, no cumple con el oficio por el cual es llamado caballero.

       9. Por los caballeros debe ser mantenida la justicia, pues así como los jueces tienen oficio de juzgar, así los caballeros tienen oficio de mantener la justicia. Y si el caballero y las letras pudiesen convenir entre sí tanto que el caballero poseyese la suficiente ciencia como para ser juez, juez debería ser el caballero; pues aquel por quien la justicia puede ser mejor mantenida es más conveniente para ser juez que otro hombre, con lo que el caballero es conveniente para ser juez.

       10. El caballero debe cabalgar, justar, correr lanzas, ir armado, tomar parte en torneos, hacer tablas redondas, esgrimir, cazar ciervos, osos, jabalíes, leones, y las demás cosas semejantes a éstas que son oficio de caballero; pues por todas estas cosas se acostumbran los caballeros a los hechos de armas y a mantener la orden de caballería. Por ello, menospreciar la costumbre y el uso de aquello por lo que el caballero aprende a usar bien de su oficio, es menospreciar la orden de caballería.

       11. De donde, así como todos estos usos arriba citados son propios del caballero en cuanto al cuerpo, así justicia, sabiduría, caridad, lealtad, verdad, humildad, fortaleza, esperanza, experiencia y demás virtudes semejantes a éstas son propias del caballero en cuanto al alma. Y por eso el caballero que usa de las cosas que son propias de la orden de caballería en cuanto al cuerpo, y no usa en cuanto al alma de aquellas virtudes que son propias de la caballería, no es amigo de la orden de caballería, pues si lo fuese se seguiría que el cuerpo y la caballería juntos serían contrarios al alma y a sus virtudes, y eso no es verdadero.

       12. Oficio de caballero es mantener la tierra, pues por el miedo que tienen las gentes a los caballeros dudan en destruir las tierras, y por temor de los caballeros dudan los reyes y los príncipes en ir los unos contra los otros. Pero el malvado caballero que no ayuda a su señor terrenal, natural, contra otro príncipe es caballero sin oficio, y es igual que fe sin obras y que descreimiento, que es contra fe. De donde, si tal caballero cumpliese obrando así con la orden y el oficio de caballería, la caballería y su orden serían contrarias al caballero que combate hasta la muerte por la justicia y por mantener y defender a su señor.

       13. No hay ningún oficio hecho que no pueda ser deshecho; pues si lo que ha sido hecho no pudiera ser deshecho ni destruido, lo que ha sido hecho sería semejante a Dios, que no ha sido hecho ni puede ser destruido. De donde, como el oficio de la caballería ha sido hecho y ordenado por Dios, y es mantenido por aquellos que aman la orden de caballería y que están en la orden de caballería, por eso el malvado caballero que abandona la orden de caballería, desamando el oficio de la caballería, deshace en sí mismo la caballería.

       14. El rey o el príncipe que deshace en sí mismo la orden de caballero, no solamente deshace en sí mismo su ser de caballero, sino también en los caballeros que le están sometidos, los cuales, por el mal ejemplo de su señor, y para ser amados por él y seguir sus malas costumbres, hacen lo que no es propio de la caballería ni de su orden. Y por eso los príncipes malvados no solamente son contrarios a la orden de caballería en si mismos, sino también en sus súbditos, en quienes deshacen la orden de caballería. De donde, si expulsar a un caballero de la orden de caballería es muy grande maldad y gran vileza de corazón, ¡cuánto peor obra aquel que expulsa a muchos caballeros de la orden de caballería!

       15. ¡Ah, qué gran fuerza de corazón reside en caballero que vence y somete a muchos malvados caballeros! El cual caballero es aquel príncipe o alto barón que ama tanto la orden de caballería que, pese a que muchos malvados que pasan por caballeros le aconsejan a diario que cometa maldades, traiciones y engaños para destruir en sí misma la caballería, el bienaventurado príncipe, con sola la nobleza de su corazón, y con la ayuda que le presta la caballería y su orden, destruye y vence a todos los enemigos de la caballería.

       16. Si la caballería residiera más en la fuerza corporal que en la fuerza del corazón, se seguiría que la orden de caballería concordaría mejor con el cuerpo que con el alma; y si así fuese, el cuerpo tendría mayor nobleza que el alma. De donde, puesto que la nobleza de corazón no puede ser vencida ni sometida por un hombre ni por todos los hombres que existen, y un cuerpo puede ser vencido y apresado por otro, el caballero malvado que teme más por la fuerza de su cuerpo, cuando huye de la batalla y desampara a su señor, que por la maldad y flaqueza de su corazón, no cumple con el oficio de caballero ni es servidor ni obediente a la honrada orden de caballería, que tuvo su principio en la nobleza de corazón.

       17. Si la menor nobleza de corazón conviniera mejor con la orden de caballería que la mayor, flaqueza y cobardía concordarían con caballería contra el valor y la fuerza de corazón; y si esto fuese así, flaqueza y cobardía serían oficio de caballero, y valor y fuerza desordenarían la orden de caballería. De donde, como esto no sea así, si tú, caballero, quieres y amas mucho la caballería, debes esforzarte para que, cuanto más te falten compañeros y armas y provisión, tengas mayor coraje y esperanza contra aquellos que son contrarios a la caballería. Y si tú mueres por mantener la caballería, entonces tú aprecias la caballería en lo que más la puedes amar, servir y considerar; pues la caballería en ningún lugar reside tan agradablemente como en la nobleza de corazón. Y ningún hombre puede amar ni honrar ni poseer mejor la caballería que aquel que muere por el honor y la orden de caballería.

       18. Caballería y valor no se avienen sin sabiduría y cordura; pues sí lo hiciesen, locura e ignorancia convendrían con la orden de caballería. Y si esto fuese así, sabiduría y cordura, que son contrarias a locura e ignorancia, serían contrarias a la orden de caballería, y eso es imposible; por cuya imposibilidad se te significa a ti, caballero que tienes grande amor a la orden de caballería, que así como la caballería, por la nobleza de corazón, te hace tener valor y te hace menospreciar los peligros para que puedas honrar la caballería, así conviene que la orden de caballería te haga amar la sabiduría y cordura con que puedas honrar la orden de caballería contra el desorden y la decadencia que hay en aquellos que piensan cumplir con el honor de la caballería por la locura y la mengua de entendimiento.

       19. Oficio de caballero es mantener viudas, huérfanos, hombres desvalidos; pues así como es costumbre y razón que los mayores ayuden y defiendan a los menores, así es costumbre de la orden de caballería que, por ser grande y honrada y poderoso, acuda en socorro y en ayuda de aquellos que le son inferiores en honra y en fuerza. De donde, si forzar viudas que necesitan ayuda y desheredar huérfanos que necesitan tutor, y robar y destruir a hombres mezquinos y desvalidos a quienes se debe prestar socorro, concuerda con la orden de caballería, maldad, engaño, crueldad y traición convienen con orden y con nobleza y honra. Y si esto es así, entonces el caballero y su orden son contrarios al principio de la orden de caballería.

       20. Si Dios ha dado ojos al menestral para que vea y pueda trabajar, al hombre pecador le ha dado ojos para que pueda llorar sus pecados; y si al caballero le ha dado el corazón para que sea estancia donde resida la nobleza de su ánimo, al caballero que tiene fuerza y honra le ha dado corazón para que haya en él piedad y compasión para ayudar y salvar y mirar por aquellos que levantan los ojos con lágrimas, y sus corazones con esperanza, a los caballeros para que los ayuden y los defiendan y los asistan en sus necesidades. Por consiguiente, el caballero que no tenga ojos con que vea a los desvalidos ni corazón con que cuide de sus necesidades, no es verdadero caballero ni está en la orden de caballería; pues tan alta y noble cosa es caballería que a todos aquellos que están obcecados y tienen un vil corazón los expulsa de su orden y de su beneficio.

       21. Si la caballería, que es oficio tan honrado, fuese oficio de robar y de destruir a los pobres y desvalidos, y de engañar y forzar a las viudas y a las demás mujeres, bien grande y bien noble oficio seria ayudar y mantener huérfanos y viudas y pobres. De donde, si lo que es maldad y engaño es propio de la orden de caballería, que es tan honrada, y por maldad, y por falsía, y por traición y crueldad la caballería se mantiene en su honra, ¡cuánto más honrada por encima de la caballería sería la orden que se mantuviera en su honra por lealtad, y cortesía, y liberalidad, y piedad!

       22. Oficio de caballero es tener castillo y caballo para guardar los caminos y defender a los labradores. Oficio de caballero es tener villas y ciudades para mantener la justicia entre las gentes, y para congregar y juntar en un lugar a carpinteros, herreros, zapateros, pañeros, mercaderes y los demás oficios que corresponden al ordenamiento de este mundo y que son necesarios para conservar el cuerpo en sus necesidades. De donde, si los caballeros, para mantener su oficio, están tan bien alojados que son señores de castillos y de villas y de ciudades; si destruir villas, castillos y ciudades, quemar y talar árboles y plantas, y matar el ganado y robar los caminos es oficio y orden de caballero, construir y edificar castillos, fortalezas, villas y ciudades, defender a los labradores, tener atalayas para la seguridad de los caminos y otras cosas semejantes a éstas, serían desordenamiento de caballería; y si esto fuese así, la razón por la que fue constituida la caballería seria una misma cosa con su desorden y su contrario.

       23. Traidores, ladrones, salteadores deben ser perseguidos por los caballeros; pues así como el hacha se ha hecho para destruir los árboles, así el caballero tiene su oficio para destruir a los hombres malos.

       De donde, si el caballero es salteador, ladrón, traidor, y los salteadores, traidores, ladrones deben ser muertos y apresados por los caballeros; si el caballero que es ladrón o traidor o salteador quiere cumplir con su oficio y cumple en otro con su oficio, mátese y préndase a sí mismo; y si en sí mismo no quiere cumplir con su oficio y cumple en otro con su oficio, conviene con la orden de caballería mejor en otro que en sí mismo. Y como no es lícito que ningún hombre se mate a sí mismo, por eso el caballero que sea ladrón, traidor y salteador debe ser destruido y muerto por otro caballero. Y el caballero que tolere o mantenga a caballero traidor, salteador, ladrón, no cumple con su oficio; pues si cumpliera con su oficio, obraría contra su oficio si matase o destruyese a los hombres ladrones y traidores, que no son caballeros.

       24. Si tú, caballero, tienes dolor o algún mal en una mano, aquel mal está más cerca de la otra mano que no de mí o de otro hombre; por consiguiente, el caballero que es traidor, ladrón o salteador tiene su vicio y su falta más cerca de ti, que eres caballero, que de mí, que no soy caballero. De donde, si tu mal te causa mayor dolor que el mío, ¿por qué excusas y mantienes al caballero enemigo del honor de la caballería y por qué vituperas a los hombres que no son caballeros por las faltas que cometen?

       25. El caballero ladrón comete mayor latrocinio contra el alto honor de la caballería cuando priva a ésta de sí mismo y de su nombre, que cuando roba dineros y otras cosas; pues quitar honra es dar vileza y mala fama a aquello que es digno de ser loado y honrado. Y como el honor y la honra valen más que dineros, oro y plata, por eso es mayor falta envilecer la caballería que robar dineros y otras cosas que no son la caballería. Y si esto no fuera así, se seguiría, o que dineros y las cosas que se roban son mejores que el hombre, o que es mayor latrocinio robar un dinero que robar muchos.

       26. Si el hombre traidor que mata a su señor, o yace con su mujer, o entrega su castillo, es caballero, ¿qué cosa es el hombre que muere por honrar y defender a su señor? Y si el caballero traidor es halagado por su señor, ¿cuál falta podrá cometer por la que sea castigado y reprendido? Y si el señor no mantiene el honor de la caballería contra su caballero traidor, ¿en quién lo mantendrá? Y si el señor no destruye a su traidor, ¿qué destruirá y por qué es señor, hombre o cosa alguna?

       27. Si es oficio de caballero retar o combatir al traidor, y si oficio de caballero traidor es esconderse y combatir contra caballero leal, ¿qué cosa es oficio de caballero? Y si un ánimo tan malvado como el del caballero traidor cuida vencer el ánimo de caballero leal, el alto ánimo de un caballero que combate por la lealtad, ¿qué cosa cuida vencer y superar? Y si es vencido el caballero amigo de la caballería y de la lealtad, ¿cuál es el pecado que ha cometido y adónde ha ido a parar el honor de la caballería?

       28. Si robar fuese oficio de caballero, dar sería contrario a la orden de caballería; y si dar conviniese con algún oficio, ¿cuánto valor habría en aquel hombre que tuviese el oficio de dar? Y si dar las cosas quitadas conviniese con el honor de la caballería, restituirlas, ¿con qué convendría? Y si el caballero debe poseer lo que quita a quien Dios se lo dio, ¿qué cosa hay que el caballero no deba poseer?

       29. Poco sabe de encomendar quien a lobo hambriento encomienda sus ovejas, y quien su bella esposa encomienda a caballero joven traidor, y quien su fuerte castillo encomienda a caballero avaro y robador. Y si tal hombre poco sabe de encomendar sus cosas, ¿quién es el que sabe encomendar sus bienes y quién es el que sabe devolver y guardar lo encomendado?

       30. ¿Has visto algún caballero que no quiera recobrar su castillo? ¿Has visto alguna vez caballero que no quiera guardar su esposa de caballero traidor? ¿Has visto alguna vez caballero robador que no robe furtivamente? Y si no has visto ninguno de tales caballeros, ¿podrá hacerlos volver alguna regla u orden a la orden de caballería?

       31. Tener reluciente el arnés y bien cuidado el caballo es oficio de caballero, y si jugarse el arnés, las armas y el caballo no es oficio de caballero, entonces lo que es y lo que no es oficio de caballero. De donde, si esto es así, entonces oficio de caballero es y no es; de donde, como ser y no ser son contrarios, y destruir el arnés no es caballería, entonces, caballería sin armas, ¿qué cosa es y por qué razón el caballero es llamado así?

       32. Mandamiento es de ley que el hombre no sea perjuro; de donde, si el jurar en falso no va contra la orden de caballería, Dios, que hizo el mandamiento, y caballería son contrarios; y si lo son, ¿dónde está la honra de la caballería y qué cosa es su oficio? Y sí Dios y caballería convienen entre sí, conviene que jurar en falso no se dé en aquellos que mantienen la caballería. Y si hacer voto y prometer a Dios y jurar en verdad no se da en el caballero, ¿dónde está la caballería?

       33. Si justicia y lujuria convienen entre sí, caballería, que conviene con justicia, convendría con lujuria; y si caballería y lujuria convienen entre sí, castidad, que es lo contrario de lujuria, iría contra la honra de la caballería; y si esto es así, seria verdad que los caballeros quisieran honrar la caballería para mantener la lujuria. Y si justicia y lujuria son contrarios, y la caballería existe para mantener la justicia, entonces caballero lujurioso y caballería son contrarios; y si lo son, en la caballería debería ser evitado más de lo que lo es el vicio de la lujuria; y si fuese castigado el vicio de la lujuria según debería, de ninguna orden serían expulsados tantos hombres como de la orden de caballería.

       34. Si justicia y humildad fuesen contrarias, caballería, que concuerda con justicia, seria contra humildad y concordarla con orgullo. Y si caballero orgulloso mantiene el oficio de caballería, otra caballería fue aquella que comenzó por la justicia y para mantener a los hombres humildes contra los orgullosos injustos. Y si esto es así, los caballeros de estos tiempos no están en la orden en que estaban los otros caballeros que hubo primero. Y si estos caballeros de ahora tienen la regla y cumplen con el oficio con que cumplían los primeros, no hay orgullo ni maldad en estos caballeros que vemos orgullosos e injustos. Y sí lo que parece ser orgullo e injusticia no es nada, entonces, ¿en qué están y dónde y qué son humildad y justicia?

       35. Si justicia y paz fuesen contrarias, caballería, que concuerda con justicia, sería contraria a paz; y si lo es, entonces estos caballeros que son ahora enemigos de la paz y aman las guerras y las fatigas son caballeros; y aquellos que pacifican a las gentes y huyen de las fatigas son injustos y son contra caballería. De donde, si esto es así, y los caballeros de ahora cumplen con el oficio de la caballería siendo injustos y belicosos y amadores del mal y las fatigas, me pregunto qué cosa eran los primeros caballeros, que concordaban con justicia y con paz, pacificando a los hombres por la justicia y por la fuerza de las armas. Pues así como en los primeros tiempos, es ahora oficio de caballero pacificar a los hombres por la fuerza de las armas; y si los caballeros belicosos e injustos de estos tiempos no están en la orden de caballería ni tienen oficio de caballero, ¿dónde está, entonces, caballería y cuáles y cuántos son los que están en su orden?

       36. Muchas son las maneras por las que el caballero puede y debe cumplir con el oficio de la caballería; pero, puesto que hemos de tratar de otras cosas, las exponemos lo más abreviadamente que podemos, y mayormente porque a petición de un cortés escudero, leal y verdadero, que ha observado durante mucho tiempo la regla de caballero, hemos hecho este libro abreviadamente, pues en breve debe ser armado nuevo caballero.



Masonería Cristiana





Masonería Cristiana

Alianza Editorial. Madrid 1986


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