RELACIONES CON LA ORDEN DEL TEMPLE
De acuerdo a las decisiones tomadas en el convento de las Galias y confirmadas en el convento de Wilhelmsbad, el Régimen Escocés Rectificado, desmarcándose de este modo de la Estricta Observancia, renunció a cualquier tipo de filiación histórica con la Orden del Temple, conservando sin embargo con la misma una filiación espiritual, ilustrada por la adopción, en ese mismo Convento, de la denominación de Caballeros Bienhechores de la Ciudad Santa, haciendo referencia con ello a los “pobres caballeros de Cristo” de los orígenes, y no a la Orden rica y poderosa en que sus sucesores la convirtieron a lo largo del tiempo.
UNA FILIACIÓN ESPIRITUAL
Por su filiación espiritual, el Régimen Escocés Rectificado, reivindica al igual que la Orden del Temple, la doble calidad caballeresca y religiosa. Esta doble calidad, que aparecerá ya en filigrana a lo largo de los grados masónicos, y que es conferida en toda su plenitud en el Armamento, debe tomar forma en un mundo que no es el del siglo XII ni el del siglo XVIII, pero cuyos medios son de naturaleza esencial y permanecen inmutables a lo largo de los tiempos, y que consisten en una puesta en práctica cotidiana y universal de las Virtudes Teologales de la Fe, la Esperanza y la Caridad.
Esto se expresa en los deberes impuestos, no solamente a los C.B.C.S., sino también al masón rectificado –y ello desde el grado de Aprendiz- consistentes en la defensa de la Santa Religión Cristiana y en el ejercicio de una beneficencia respecto a todo y a todos y particularmente hacia los más débiles y necesitados.
En sus comienzos, el Régimen Rectificado, mediante adaptaciones decididas en el convento de las Galias y ratificadas posteriormente en el convento de Wilhelmsbad, adoptó la división administrativa que la Estricta Observancia tenía y que retomó a su vez de acuerdo a la que tenía la originaria Orden del Temple.
Según esta división, el territorio hispano quedaba repartido en dos provincias la Iª que llevaba por nombre “Aragón”, y la IVª de nombre “León”.
En el siglo XVIII coexistía una doble jerarquía, dirigida por los mismos dignatarios pero bajo denominaciones diferentes, como forma de evitar toda confusión entra la clase Simbólica u Orden Masónica y la Orden caballeresca. Por poner un ejemplo, el mismo Gran Dignatario era denominado Gran Maestro en la Orden Masónica y Gran Prior en la Orden caballeresca. Esta distinción fundamental subsiste y se ha mantenido en el seno del Régimen Escocés Rectificado.
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